Search Engine Submission - AddMe Viajera atemporal: julio 2010

domingo, 18 de julio de 2010

martes, 13 de julio de 2010

Viajeros


Concédeme sin embargo esta ultima gracia:
consiente que me tome un descanso, como esos hombres de espíritu indolente que tienen costumbre de deleitarse con sus propios pensamientos cuando viajan solos.

Esta clase de gente, como sabes, antes de examinar por qué medios podrá satisfacer sus deseos, renuncia a ellos, para evitar la fatiga de pensar si tales deseos son realizables o no, y asume que ya posee aquello que desea.

Platón, La república o el Estado

viernes, 9 de julio de 2010

La decadencia de la belleza


Yasmine ghata, La noche de los calígrafos, presenta los últimos días de esplendor del bello arte de la caligrafía en la Turquía de la transición producida con la llegada de Ataturk. La nueva república establecida prohibía la lengua y la escritura árabes, instaurándose una versión modificada del alfabeto latino, marginando así a los calígrafos y haciendo que fuesen, uno a uno, cayendo en el olvido. Así fue como el cálamo y el papel pulido dejaron de tener el protagonismo que la época de los sultanes y los obreros de la escritura les daban y pasaron a ser la nostalgia de algunos pocos amantes de las letras y de la tinta, entre los cuales me incluyo.

Pero este libro es también la vida de Rikkat Kunt (1903 – 1986) mujer y calígrafa, cuyo nombre se escribió con oro junto al de otros egregios calígrafos. Es una extrañeza encontrar un nombre femenino en esta profesión, dominada por hombres, y para que tengamos constancia de esta excepción que confirma la regla, he aquí algunos fragmentos de este libro maravilloso con el que podemos aprender algo más de este arte en desuso:


Alineadas en la estantería de mi biblioteca, las pequeñas esculturas con la efigie de derviches entraban en trance. Con la cabeza inclinada y los brazos doblados sobre el pecho en signo de sumisión, eran transportadas por los hechizos del minarete vecino. No podía retener las lágrimas al ver aquel espectáculo. Liberadas, las figuritas se sacudían al son del canto. Su peinado ahusado abrazaba el aire en un apretón repetido, dibujaba círculos perfectos. Las dejaba hacer, su libertad sólo duraba un instante, volverían a adoptar la expresión hierática.
Llevado por el juego, mi cálamo seguía sus circunvoluciones. El papel no era necesario, la tinta tampoco. Mi muñeca, demasiado rígida, no conseguía captar su torbellino. El tallo de la caña frotaba su vientre contra el papel secante, giraba sobre sí mismo. La hendidura de la punta se volvía invisible a simple vista, ocultada por la toma de tinta. La punta oblicua se posaba sobre el papel, el trance continuaba. El negro opaco se sometía al encadenamiento, en una grafía informe. Bajo mis ojos resplandecientes se extendía la frase inscrita en la cabeza del derviche: “¡Oh nuestro dulce Jalal al Din Rumi!”.




Un día me entraron ganas de dilatar las letras, hasta el punto de desafiar las leyes de la gravedad. El nombre de Alá escrito con letras monumentales me lanzó una mirada negra que me heló de espanto. Durante la época en que fui alumna de la escuela de los calígrafos del sultán, nunca me había permitido esas transgresiones.
Sometida a los ejercicios tradicionales, iluminaba Coranes, los adornaba de rosas marginales, de unwan y de cedvel. Sobresalía en la ilustración de los libros de oraciones de elogio del profeta, dibujaba en una doble página el santuario de la Meca enfrente del de Medina. Dos tierras santas protegidas por una misma muralla de ladrillo. Y luego las tumbas de los discípulos del profeta con la cúpula pintada de colores vivos.

Mi maestro, el gran Mustafá Osman, se extrañaba de verme tan dinámica y criticaba mi rapidez en el trabajo; él, que, durante muchos días, se encerraba en su estudio, rechazando todo contacto humano, para pensar lentamente su obra última, la tughra, del sultán Abdulaziz.


Podía ocurrir que uno de mis alumnos me hiciera la pregunta que todas las generaciones confundidas me harían un día u otro: “¿Le ha costado imponerse en esta profesión masculina?”. Mi respuesta nunca satisfacía su curiosidad, sólo los convencía a medias. Contestaba con un tono evasivo, hablaba de mi perseverancia, del trabajo obstinado realizado durante los años de aprendizaje hasta el primer cumplido mezclado de sorpresa de mi maestro. Me había ilustrado sin haber llamado nunca la atención.




La república turca sustituyó en 1928 la escritura árabe por una versión modificada del alfabeto latino. El nuevo alfabeto fue presentado a Mustafá Kemal en una tablilla de oro. La larga genealogía de los calígrafos, las leyendas que les atribuían, así como los apodos poco halagadores como “el pobre”, “el jorobado” o incluso “el pecador”, desaparecieron para siempre jamás al igual que la localización exacta de sus tumbas que permanecieron anónimas. Los lamentos religiosos dejaron de adornar las composiciones. El espiritualismo de “la bella escritura” ya no estaba de actualidad.
En 1936, los locales de enseñanza de las artes de la caligrafía fueron transferidos a la Academia de Bellas Artes de Estambul donde yo enseñaba. La reforma había empobrecido considerablemente la profesión, tanto por la desaparición de ilustres artistas como por la ausencia de transmisión de un saber condenado a caer en el olvido. También se planteaba el problema de las condiciones de conservación de las obras que las generaciones futuras debían proteger.

Yasmine ghata, La noche de los calígrafos.

lunes, 5 de julio de 2010

Takrim

Cuando visites la ciudad de noche podrás presenciar un maravilloso espectáculo de luz en cada casa pues, en su piso superior se colocan unos vitrales coloridos en forma de media luna que proyectan una escena de luces teatrales sobre el suelo empedrado. Todo un espectáculo que no debes perderte, pues no habrás visto nada parecido en ningún otro lugar del planeta. Podrás verlo también si llegas de noche al país, en avión, ya que es apreciable desde el aire incluso, y podrás sorprenderte con el juego de luces que se abre paso en la oscuridad del desierto de Arabia. Pero si estás por Sana´a cualquier noche no debes perderte un paseo nocturno por la ciudad antigua, la Sana´a al Gadima, donde se puede ver el fenómeno en todo su esplendor, con cientos de ventanales iluminados por cálidas luces coloridas, allá en lo alto, en el mafrash de las maravillosas “casa torre” de la medina.

Los takrim como son conocidos estos ventanales, presentan una forma de media luna, y las nervaduras están hechas de yeso. Antiguamente el material translucido que se usaba era el alabastro, pero ya muy pocos edificios cuentan con este ornamento, pues el material es escaso y caro. De todas maneras, las familias pudientes, sobre todo de Sana´a, están recuperando el estilo.

La función de dichos vitrales es tanto decorativa como funcional, a la vez que dan un aspecto lujoso a los edificios en el exterior, sirven para hacer llegar la luz natural al piso superior donde se sitúa el mafrash, el lugar de reunión y de esparcimiento familiar, pero también es donde se llevan a cabo los negocios y se celebran reuniones importantes, se mastica el Qat al atardecer, la hora de Salomón (sa´at suleimanya), se fuman las shishas, las pipas de agua, y las mujeres hablan de su día a día o pintan sus manos con henna en las ocasiones especiales.


domingo, 4 de julio de 2010

Huerto urbano

Hace un mes que nuestra vecina comenzó un proyecto de huerto urbano, una pequeña parcela de verdor en mitad del asfalto, bueno, del páramo que hay frente a casa y que se transforma en barrizal siempre que llueve y donde aparcan coches.



Este solar lleva de esta guisa desde tiempos inmemoriales, ya que no se han puesto de acuerdo en qué construir en él ni como hacerlo, porque el terreno es arcilloso (bajo este solar descansan los restos de una antigua fábrica de ladrillos que quedó sepultada al ser rellenado el barranco donde se extraía el material para la obtención de las piezas que se cocían en unos hornos, también sepultados bajo la tierra).

En definitiva, el solar está abandonado así que mi vecina ha diseñado un proyecto de jardín que comenzó haciendo ella sola y al que nos hemos ido sumando los demás vecinos.

El sitio que eligió para ello fue una franja de terreno de un par de metros de ancho y que discurría de manera paralela a la carretera de la calle, y que no tiene acera.

Primero había que despejar la pequeña franja de tierra que íbamos a cultivar. Fue un trabajo bastante duro porque estaba cubierta de matojos con pinchos afilados y de los desechos que se habían ido acumulando durante años junto a los coches. Se retiraron montones de hierbajos secos, plásticos y todo tipo de papeles con la ayuda de un rastrillo, unos guantes y ¡mucha paciencia!
El siguiente paso fue decidir qué íbamos a plantar y como íbamos a distribuir el espacio.

Luego había que preparar el terreno removiendo la tierra para que pudiera recibir las plantas. El terreno, debido a las sequías y a los largos años de olvido que había sufrido, era una masa tan compacta que necesitó muchas horas de trabajo y con escardillos y mucho sudor se consiguió al fin ablandarla y prepararla para la plantación.
Pensando en las muchas horas de sol que iban a recibir las plantas a lo largo del día (no hay ni una sola sombra en todo el descampado), se pensó que lo mejor eran plantas resistentes y nada delicadas: áloe vera, adelfas y calabazas. Y comenzó la plantación.

Las plantas en un principio, eran donaciones que conseguía mi vecina de los invernaderos de la ciudad... ¡es increíble la de plantas que se tiran a la basura al final del día! (todas las que no son vendidas porque están un poco estropeadas son arrojadas sin piedad al contenedor más cercano a la tienda, ¡qué barbarie!). Y poco a poco fueron apareciendo otras, procedente de donaciones de los vecinos, y de germinaciones que se hicieron en casa.

Truco para obtener maravillosos girasoles:
Se necesitan semillas de girasol, de las que venden en la herboristería para germinar y comer en ensaladas, ponerlas en remojo una noche y dejarlas sobre un algodón en una bandeja, humedeciéndolo un par de veces al día, hasta que la cáscara de la semilla se rompa y comience a germinar y a salirle raíces. En una semana se obtiene la planta y ya se puede dejar en un semillero con tierra abonada otra semana hasta que esté en condiciones de ser plantada en tierra firme o en una maceta mayor.


Estos girasoles fueron plantados en una hilera paralela al borde de la calle, y para evitar que la gente los pisara pusimos unos palets de madera a modo de pasarela sobre ellos para protegerlos hasta que crecieron lo suficiente como para hacerse visibles a los viandantes.


Fueron llegando otros inquilinos al jardín, un granado de una casa vecina que iba a ser derruida, lavanda y romero silvestre de montaña, hierba luisa y hasta un laurel también rescatado de la demolición.

sábado, 3 de julio de 2010

Efectos de la globalización II



Cuando pasees por las calles empedradas del barrio antiguo, la Sana´a al gadima, te parecerá que ha podido haberse quedado anclada en un pasado medieval, como un reducto perteneciente a una época pretérita de esplendor, donde habitaban los opulentos sheijs, los comerciantes vendían al peso el preciado café y el ubérrimo incienso, y los trabajadores de los antiguos oficios se afanaban en su quehacer diario, reunidos en gremios por sectores de producción. Todo eso sigue exactamente igual que hace siglos, nada ha cambiado en sus oficios y costumbres ancestrales. Se sigue trabajando la madera en el barrio de los carpinteros (an naÿÿarín) y el metal en el de los herreros (al haddadín); se sigue cociendo el pan en las tahonas del viejo barrio y, a lo largo de todo el país, el aroma de ese pan recién hecho forma parte del despertar diario, junto con el del delicioso té negro con cardamomo. Se sigue vendiendo el preciado incienso como en los tiempos de la ruta ancestral y, en cada pequeño puesto del mercado de las especias, los comerciantes exponen cientos de sacos llenos de especias aromáticas que llenan el aire de olores deliciosos, de canela y de cardamomo, que se unen al del incienso que se quema en humildes pebeteros de latón en cada esquina.

El zoco (سوق , suq: que en dialecto yemení se pronuncia sug, debido a la pérdida de la letra final “qaf” en pos de la “gaf” local) sigue ahí, como en los tiempos de la reina de Saba; tiempos en que las caravanas del incienso se desplazaban por el desierto, desde el vecino Omán, recorriendo el Yemen y los desiertos de Arabia, hasta llegar a la costa, ya en el norte civilizado y lejos del sofocante calor del desierto. Tanto es así que, en la ancestral Sana´a, los caravanserai parecen esperar aún la llegada de las caravanas de camellos, el lugar donde los comerciantes podían descansar y reponerse del austero viaje y durísmo viaje, para al cabo de unos días, continuar la ruta atravesando el país.


Sana´a, capital de El – Yemen
Alrededores de Sana´a al Qadima

¿Se puede imaginar una franquicia en un sitio como este?


Cuando camines por los barrios de la vieja Sana´a no hallarás nada, absolutamente nada que te recuerde al mundo occidental y, por supuesto, no encontrarás ningún indicio que te lleve a pensar que cerca de allí, no muy escondido (y a unos 5 minutos de trayecto en minibús), se encuentra un lugar que albergue referencias al mundo “civilizado”.

En la calle de las embajadas puedes encontrar: a un lado la cárcel de altísimos y gruesos muros de piedra, y justo en frente de ella, un hermoso parque donde las familias pasean con sus hijos y toman bebidas frescas bajo las pérgolas coloridas que dan sombra agradable; detrás del parque la enorme mezquita del presidente, que se alza imponente desplegando la sombra de sus altos minaretes sobre la calzada de la carretera principal del país y, jalonando la calle se hallan las mencionadas referencias al mundo occidental, esta vez, gastronómicas.

Es una escena cuanto menos que surrealista encontrar un Kenctuky Fried Chicken y un Pizza Hut sitos en el país donde se cocina el mejor pollo asado de todo el mundo árabe... ¡y el más barato! En las calles de la ciudad puedes degustar las delicias de la cocina local por un par de euros: el pollo asado con arroz blanco es el plato estrella, junto con el pescado al felfel (pimienta negra o blanca, picante o no), el ful de la mañana (pasta de judías que se come acompañada de pan ácimo), el bint as sahn (la “hija del plato”, una especie de pastel rociado con miel que se cocina y se sirve en un plato de metal), los diferentes tipos de pan, con o sin levadura, negros o blancos, o con hubut aswat (semillas negras digestivas) y, en las tiendas coloridas donde cuelgan mallas llenas de fruta fresca podrás deleitarte con deliciosos zumos recién exprimidos de todo tipo de frutas, exóticas o no.

Entonces, pudiendo disfrutar de todo tipo de comida deliciosa y a un precio irrisorio, ¿por qué comer en una franquicia la misma comida que se podría comer en Europa o América y a un precio elevado?

Otra de esas incongruencias que nos podemos encontrar viajando, y que a veces se deben solamente a un choque de culturas o a una “contaminación” entre ellas, producidas por este fenómeno que avanza implacable: la globalización.

jueves, 1 de julio de 2010

Efectos de la globalización I

La hora de la oración para los
empleados de un Pizza Hut

Gracias por su visita
Cartel de bienvenida de un
Ketucky Fried Chicken

Imagenes tomadas en Sana´a, capital del Yemen

La vida es real cuando yo soy


Dice el sabio místico que:
La materia de la que está formada el alma, luego nutrida y perfeccionada, se elabora en el curso de los procesos que se efectúan entre las dos fuerzas esenciales sobre las cuales está fundado el Universo entero.
Estas dos fuerzas, las únicas que por su acción pueden producir la materia de la cual se reviste el alma, son aquellas que la ciencia antigua llama el "bien" y el "mal", o "afirmación" y "negación", y que la ciencia contemporánea llama "impulsión" y "repulsión"


[Mientras decía estas palabras, me volvieron a la memoria, no sé por qué, las estrofas de un
canto persa muy antiguo y, en forma completamente involuntaria, me puse a recitarlas.
Esto se me había escapado tan involuntariamente que, para esconder de los presentes la
fuerza de mi pensamiento automático del momento, me vi obligado, de buen o mal grado, a
darme el trabajo de explicar en inglés el sentido de este canto.
De las palabras de este antiguo poema persa emana una sabiduría científica que, en el
lenguaje ordinario de ustedes, podría ser expresada aproximadamente así:

Si todos los hombres tuviesen un alma
Desde hace tiempo ya no habría lugar sobre la tierra
Ni para las plantas venenosas, ni para los animales feroces,
Y el mismo mal habría cesado de existir.

Para el holgazán, el alma es una ilusión,
Ella es un lujo para el que se complace en el sufrimiento;
Ella es el sello de la personalidad,
Ella es el camino, ella es el nexo con el Hacedor y Creador.

Residuo de la educación
O primera fuente de la paciencia,
Ella es también testigo del mérito
De la esencia del Ser eterno.

Guía de la voluntad
Su presencia es "Yo soy"
Ella es una parte del Todo-Ser,
Ella fue así, y así será ella siempre.

La vida es real cuando yo soy, G.I. Gurdjieff]