Search Engine Submission - AddMe Viajera atemporal: Efectos de la globalización II

sábado, 3 de julio de 2010

Efectos de la globalización II



Cuando pasees por las calles empedradas del barrio antiguo, la Sana´a al gadima, te parecerá que ha podido haberse quedado anclada en un pasado medieval, como un reducto perteneciente a una época pretérita de esplendor, donde habitaban los opulentos sheijs, los comerciantes vendían al peso el preciado café y el ubérrimo incienso, y los trabajadores de los antiguos oficios se afanaban en su quehacer diario, reunidos en gremios por sectores de producción. Todo eso sigue exactamente igual que hace siglos, nada ha cambiado en sus oficios y costumbres ancestrales. Se sigue trabajando la madera en el barrio de los carpinteros (an naÿÿarín) y el metal en el de los herreros (al haddadín); se sigue cociendo el pan en las tahonas del viejo barrio y, a lo largo de todo el país, el aroma de ese pan recién hecho forma parte del despertar diario, junto con el del delicioso té negro con cardamomo. Se sigue vendiendo el preciado incienso como en los tiempos de la ruta ancestral y, en cada pequeño puesto del mercado de las especias, los comerciantes exponen cientos de sacos llenos de especias aromáticas que llenan el aire de olores deliciosos, de canela y de cardamomo, que se unen al del incienso que se quema en humildes pebeteros de latón en cada esquina.

El zoco (سوق , suq: que en dialecto yemení se pronuncia sug, debido a la pérdida de la letra final “qaf” en pos de la “gaf” local) sigue ahí, como en los tiempos de la reina de Saba; tiempos en que las caravanas del incienso se desplazaban por el desierto, desde el vecino Omán, recorriendo el Yemen y los desiertos de Arabia, hasta llegar a la costa, ya en el norte civilizado y lejos del sofocante calor del desierto. Tanto es así que, en la ancestral Sana´a, los caravanserai parecen esperar aún la llegada de las caravanas de camellos, el lugar donde los comerciantes podían descansar y reponerse del austero viaje y durísmo viaje, para al cabo de unos días, continuar la ruta atravesando el país.


Sana´a, capital de El – Yemen
Alrededores de Sana´a al Qadima

¿Se puede imaginar una franquicia en un sitio como este?


Cuando camines por los barrios de la vieja Sana´a no hallarás nada, absolutamente nada que te recuerde al mundo occidental y, por supuesto, no encontrarás ningún indicio que te lleve a pensar que cerca de allí, no muy escondido (y a unos 5 minutos de trayecto en minibús), se encuentra un lugar que albergue referencias al mundo “civilizado”.

En la calle de las embajadas puedes encontrar: a un lado la cárcel de altísimos y gruesos muros de piedra, y justo en frente de ella, un hermoso parque donde las familias pasean con sus hijos y toman bebidas frescas bajo las pérgolas coloridas que dan sombra agradable; detrás del parque la enorme mezquita del presidente, que se alza imponente desplegando la sombra de sus altos minaretes sobre la calzada de la carretera principal del país y, jalonando la calle se hallan las mencionadas referencias al mundo occidental, esta vez, gastronómicas.

Es una escena cuanto menos que surrealista encontrar un Kenctuky Fried Chicken y un Pizza Hut sitos en el país donde se cocina el mejor pollo asado de todo el mundo árabe... ¡y el más barato! En las calles de la ciudad puedes degustar las delicias de la cocina local por un par de euros: el pollo asado con arroz blanco es el plato estrella, junto con el pescado al felfel (pimienta negra o blanca, picante o no), el ful de la mañana (pasta de judías que se come acompañada de pan ácimo), el bint as sahn (la “hija del plato”, una especie de pastel rociado con miel que se cocina y se sirve en un plato de metal), los diferentes tipos de pan, con o sin levadura, negros o blancos, o con hubut aswat (semillas negras digestivas) y, en las tiendas coloridas donde cuelgan mallas llenas de fruta fresca podrás deleitarte con deliciosos zumos recién exprimidos de todo tipo de frutas, exóticas o no.

Entonces, pudiendo disfrutar de todo tipo de comida deliciosa y a un precio irrisorio, ¿por qué comer en una franquicia la misma comida que se podría comer en Europa o América y a un precio elevado?

Otra de esas incongruencias que nos podemos encontrar viajando, y que a veces se deben solamente a un choque de culturas o a una “contaminación” entre ellas, producidas por este fenómeno que avanza implacable: la globalización.

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