Dicen que Isfahan nesf-e-jahan, Isfahan es la mitad del mundo.
Después de haber sufrido mil y un tropiezos, la llegada a Isfahan nos supuso un respiro profundo de calma. La temperatura era muy agradable y la gente, en contraste con lo que nos habíamos encontrado por el camino, era muy amable y nos invitaba a sentarnos en la hierba del paque de la plaza del Iman, Naghsh-e-Jahan.
La primera vez que salimos de la calle Shah bahr y dimos de frente con la cúpula de la mezquita del Sheikh Lotfollah sufrimos una abdución que pudo durar entre unos segundos y unas horas. No podíamos dejar de mirar la maravillosa cúpula que preside la entrada a la plaza, cegadora e imponente, dorada y turquesa , como el reflejo del sol en un estanque de agua transparente.
La primera vez que salimos de la calle Shah bahr y dimos de frente con la cúpula de la mezquita del Sheikh Lotfollah sufrimos una abdución que pudo durar entre unos segundos y unas horas. No podíamos dejar de mirar la maravillosa cúpula que preside la entrada a la plaza, cegadora e imponente, dorada y turquesa , como el reflejo del sol en un estanque de agua transparente.

Ese día estaban grabando un documental en la plaza y había una moto dentro del estanque. Ya sabeis, iranian way.
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